Significado de honestidad
Por lo general se entiende como significado de honestidad como una virtud que caracteriza a algunas personas, por su respeto a todo lo que socialmente se considera como buenas costumbres y principios morales, y a lo largo de la historia de la vida, los grandes pensadores filosóficos se han encargado de estudiarla, para comprender a fondo todo lo que compone a este término.
Definición de honestidad
La honestidad por definición es un valor, el cual resulta vital para poder convivir correctamente como sociedad, ya que orienta la mayoría de las acciones y estrategias de las actividades diarias. A pesar de que no todas las personas lo son, se trata de ser honrados en actos, palabras e intenciones.
Las personas que poseen esta virtud, conservan mucho apego a la verdad, y va más allá de las intenciones verdaderas, ya que estas no pueden basarse en los deseos propios. Tienen la característica de no apropiarse de las cosas que no le pertenecen, ya sea de forma física o simbólica, por tanto también se identifica por dedicarse a vivir únicamente con los frutos que den sus esfuerzos.
A lo largo de la historia de la humanidad se han realizado varias reflexiones al respecto, especialmente surge la duda de su se trata de una construcción social o de un valor innato en los humanos. Todo depende de donde se busque la respuesta, dentro del reino animal se puede notar como algunos animales invertebrados tienen una tendencia por el cuidado propio y el de su linaje, mientras que entre los mamíferos se observa una conducta menos individualista.
De cualquier modo, el valor positivo que tiene la honestidad siempre se verá como un acto contextualizado por la sociedad, y uno de los casos donde se hace mucho más notorio esto, es que en muchas ocasiones las personas, ya sea por sentido común o por simple conveniencia, no se comportan de una manera honesta por gusto, o al menos no de forma tan transparente como aquellos que si la practican por convicción propia.
Sin importar cuál sea el caso, la falta de honestidad por sí misma no se considera lo sufrientemente grave como para ser castigada por la ley, pero sus derivados si, por ejemplo robar está penado, mas no el hecho de adjudicarse el crédito que le pertenece a otra persona, por tanto lo que se condena es la consecuencia circunstancial de no ser honesto.
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